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Odontología y Marketing

En el número de Enero de una revista profesional de esta especialidad, he leído con atención un debate entre varios profesionales acerca de la idoneidad del empleo del marketing y sus técnicas en la clínica dental. En general, había consenso acerca de que, actualmente, el marketing se impone al profesional de la Odontología: es inevitable usar alguna técnica de marketing en la consulta. Sin embargo, no había sintonía acerca de lo que es “marketing”.

Unos proponían que hacemos marketing cuando hablamos con un paciente y le proponemos un plan de tratamiento. Otros decían que la primera visita gratuita es marketing, o por ejemplo, regalar la limpieza bucal. Incluso otros hablaban de ese marketing con técnicas burdas y chapuceras como el “2×1”, o sea dos empastes por el precio de uno, o quizá dos extracciones por el precio de una…

Al menos, había un consenso: que lo que se haga, se haga bien hecho.

El paciente de un servicio odontológico, debe estar seguro de que lo que le hagan gratis esté bien hecho. Además, es responsabilidad del profesional que esto sea así. Si regalar la primera visita o la limpieza dental implica hacerlo mal, o de modo insuficiente, entonces «no lo hagamos», decían todos los participantes del articulo. Decía uno de los tertulianos, que a él le volvían 6 pacientes de cada 10 cuando ofrecía la primera visita gratuita. Estaba orgulloso de poder regalar eso a sus pacientes, y consideraba que el marketing que empleaba era muy rentable.

Y yo te pregunto: cuando acudes a un dentista que ofrece la primera visita o la limpieza gratuita, ¿te quedas tranquilo y te sientes seguro?.

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Es muy diferente si tras la exploración, te dicen que no te van a cobrar. Si te regalan ese paso, ya sea la radiografia o la visita, pero tú sabes de antemano que el clínico ha sido exhaustivo y cuidadoso y, ¡además de eso, te lo regala!, ¡para mí es una alegría y motivo de gratitud!. Ahora bien, si acudo simplemente porque es gratis, me surge el recelo y la desconfianza, ¡se me disparan las paranoias!… Me imagino que es capaz de inventarse la mitad de lo que me diga, que me va a sacar defectos o lesiones donde no las hay, sólo para resarcirse de no haber cobrado unos honorarios, que por otra parte considero justos. ¡O peor aún! Empiezo a tener miedo de que no se empleen los medios adecuados de esterilización, o que se ahorren gastos ineludibles…

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Cuando un médico o un odontólogo me explora, se invierte tiempo, medios como el sillón, la radiografía, los instrumentos, el personal auxiliar, la luz, teléfonos, uniformes, la aplicación de múltiples legislaciones y normativas, etc. La Odontología es una de las especialidades donde más medios se precisan para un diagnóstico certero que propicie un plan de tratamiento igual de acertado. ¡No vale el “simple vistazo”! Tampoco en Medicina ni en Psicología valen el “ojo de buen cubero”. No solo es insuficiente, sino indeseable.

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A mi me gusta ir a profesionales que hagan bien las cosas. Aquellos a los que les pago por sus servicios, por los conocimientos y medios que han puesto a mi disposición, para mí, como ser singular. Prefiero estos profesionales, a los que se promocionan con descuentos incomprensibles o gratuidades imposibles de sostener.

Puede que me esté convirtiendo en un «bicho raro», pero a mí me da satisfacción pagar por un tratamiento bien hecho. Siento que las cosas están en su sitio, en orden, no me gusta sentirme en deuda por “su generosidad” regalándome lo que no le he pedido,… será orgullo… o que?

Y … ¿tú como te sientes con eso? ¿Qué opinas de las “modernas técnicas de marketing”?

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