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Odontología Mínimamente Invasiva

Para nuestra primera entrada en materia, voy a hablar de un tema a lo mejor no tan conocido en nuestra profesión como podría parecer desde un principio, al tratarse de una profesión sanitaria. Se trataría de realizar los tratamientos odontológicos de la manera menos invasiva para el organismo. Esto es haciendo la mínima cavidad de penetración al mismo.

Seguramente conozcamos varias técnicas que se anuncian en los medios, día tras día, pues las intervenciones mínimamente invasivas (MI) son el objetivo de múltiples estudios y desarrollos de nuevas tecnología, en las diferentes ramas sanitarias.

Se sabe que el organismo cura mejor frente a este tipo de intervenciones, y el paciente tiene un menor posoperatorio (dolor, inflamación, etc.) en los casos quirúrgicos.

Algunas de estas técnicas han sido desarrolladas exponencialmente a partir de la aparición del endoscopio, instrumento que permitió la exploración en un principio, y tratamiento en un final, de nuestras cavidades de una manera MI. De tener que abrir grandes cavidades o realizar incisiones penetrantes en el cuerpo, a poder introducir un pequeño instrumento por un pequeño orificio.

Las técnicas endoscópicas más relevantes son: la Angioscopia, para visualizar los vasos sanguíneos; la Artroscopia, para el examen y tratamiento de articulaciones; la Broncoscopia, para el aparato bronquio-pulmonar; la Laparoscopia, para los órganos intraabdominales; la Colonoscopia, para el tubo digestivo, etc.

Odontología Mínimamente Invasiva - Clinica Dental Esteve Alicante
En las imágenes se muestran, una laparoscopia a la izquierda, y un robot de navegación quirúrgica a la derecha.

En nuestro campo, podríamos decir que no estamos tan avanzados en técnicas mínimamente inviasivas como en el resto de la medicina.

Las intervenciones MI en el campo de la cirugía oral, y más específicamente en la Implantología, han sido las más difundidas. A la hora de colocar implantes dentales en el hueso maxilar, podemos hacerlo sin realizar incisión en la encía mejorando cualitativamente el posoperatorio del paciente. Para hacer esto se necesitan férulas quirúrgicas, confeccionadas por el ordenador y por un procedimiento estereolitográfico, como las que se muestran a continuación.

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Aún así, me gustaría que ampliáramos nuestro campo visual pues bien puede aplicarse una mentalidad mínimamente invasiva en algunos de nuestros tratamientos.

Se trata de una manera de pensar y por lo tanto de proceder, que podemos tener antes y durante cualquiera de las intervenciones en Odontología.

Por ejemplo, al realizar el tratamiento de una caries. Actualmente, gracias a la aparición de las resinas compuestas o composites, por el año 1970, podemos realizar cavidades en los dientes a obturar o empastar, mucho menos invasivas que con los antiguos empastes “de metal” o de amalgama de plata.

La evidente diferencia de color entre ambos, no sólo ha sido la causante de que estos últimos se hayan dejado de usar en nuestra práctica diaria. La ventaja principal que tienen las resinas compuestas sobre la amalgama de plata, es la menor invasividad a la que nos obliga este material para obturar los dientes careados.

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En estas imágenes podemos observar cuánto tejido dentario es necesario quitar para la realización de obturaciones de amalgama de plata (empastes metálicos).
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En estas imágenes, podemos observar cómo se respeta al máximo la anatomía del diente una vez removida la lesión cariosa, previa la colocación de empastes de resina compuesta.

Aún así, como decía, si mantenemos una filosofía o disposición mental enfocada hacia la menor invasividad, buscaremos diseños de cavidad en el diente careado lo más adecuados a la extensión de la lesión. Incluso se puede llegar más lejos, pues empiezan a salir estudios que nos invitan a pensar en que le brindemos al diente vivo y asintomático la opción de regenerarse por sí sólo. Recordemos que en el interior de los dientes tenemos células vitales con el objetivo de repararse y sobrevivir.

http://www.nature.com/ebd/journal/v12/n3/full/6400803a.html
http://www.nature.com/ebd/journal/v7/n4/full/6400444a.html
http://www.nature.com/ebd/journal/v9/n3/full/6400592a.html

Estos estudios nos invitan a dejar las cavidades que hacemos en el diente, limpias y desinfectadas en sus bordes, no insistiendo tanto en las zonas más cercanas al centro del diente, donde se encuentra la pulpa dental (nervio y vasos sanguíneos). En esa zona, el diente tiene su máxima capacidad regenerativa, y habiendo dejado los bordes de la lesión desinfectados de bacterias y sellados con nuestro material de empaste, le damos al diente la posibilidad de recuperarse por sí sólo.

Con este enfoque mental, en numerosas ocasiones evitaremos tener que realizar tratamientos más invasivos, como sería la endodoncia o desvitalización del diente.

Otro campo donde podemos aplicar una mentalidad de mínima invasividad, es en la prótesis dental. La prótesis sobre implantes, ya de por sí, es menos invasiva que la prótesis convencional. Esta última, nos obliga a tallar los dientes adyacentes al espacio por restaurar, desbastándolos y removiendo con fresas de diamante el tejido dentario, que en la mayoría de los casos suele estar completamente  sano.

El hecho de indicar la restauración de uno o varios dientes ausentes mediante uno o varios implantes es por lo tanto, un tratamiento menos invasivo que la indicación de un puente convencional que exige tallar irreversiblemente las piezas adyacentes.

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En las imágenes, podemos apreciar la cantidad de diente que tenemos que quitar para colocar una funda.

En un único diente, a la hora de tallarlo para colocar una funda o un puente, podemos hacerlo eliminando la menor cantidad posible de esmalte. Tenemos un espacio delimitado entre los dientes de arriba y los dientes a ambos lados. Ese espacio añadido al de nuestra preparación va a ser el que tengamos para la funda que deseemos colocar. Por otro lado, tenemos que tener en cuenta el material de la funda.

Cuanto más fino sea el grosor de la misma, más facilidad para romperse tendrá y menos ejercerá por lo tanto su función de protección del diente.

La mentalidad que tendremos al preparar los dientes para una funda, vendrá reflejada en las numerosas discusiones entre el operador, que quiere quitar el mínimo de diente posible y el laboratorio, que necesita espacio suficiente para confeccionar la funda con los grosores adecuados. En este sentido, las modernas técnicas adhesivas con porcelana nos permiten prescindir del metal y hacer tallados mínimos, mucho más respetuosos con los tejidos duros del diente.

El concepto de intervenir de manera mínimamente invasiva, acompaña al pensamiento de considerar a los tejidos naturales del cuerpo humano como los más adecuados para ejercer la función que desempeñan. Así, nuestros tratamientos vienen a ser una ayuda o una reactivación de estos tejidos y órganos naturales, sin intentar sustituirlos por completo. Es evidente que dependerá de cada caso, y en ciertas ocasiones no habrá más remedio que considerar tratamientos más invasivos.

Se pretende transmitir con esta entrada, una actitud mental a la que poco a poco vamos adscribiéndonos los odontólogos, a la hora de ejercer nuestra profesión.

Escrito por: Guillem Esteve Pardo

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