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Meditación y Odontología

Hace unos días que he vuelto de un curso de meditación que ha durado 10 días. ¡Sin duda un privilegio poder disponer de ese tiempo para esa actividad!
El entorno era una colina de unos 800m sobre el nivel del mar, que se abría a un valle de la región del Alto Palancia en la provincia de Castellón.

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Las personas que nos ayudaban preparando el desayuno, la comida y la cena, eran voluntarios de una organización sin ánimo de lucro. La alimentación sólo era vegetariana.
La casa que nos acogia para el merecidísimo descanso nocturno, era toda de madera: techos, paredes y suelos. Asimismo, era también la sala de meditación.

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La práctica diaria se desarrollaba desde las 9 de la mañana a las 9 de la noche, con un descanso de 2 a 3 y media, de la tarde. Se trataba pues, de una practica de meditación de intensidad media.
En la actualidad, esta práctica de la meditación se le conoce con el nombre de Mindfulness, y es heredera de la meditación ancestral, habitual en los países hinduistas, sintoístas y budistas, tales como India, Japón o Tailandia. En aquellos países orientales, la meditación se desarrolla bajo una pretensión religiosa, que aún persiste.  En Occidente, en cambio, dicha práctica ha ido evolucionando paulatinamente hacia el laicismo, separándose completamente de la religión. El resultado más laico en la actualidad, es lo que se llama Mindfulness, puesto en marcha por Jon Kabat-Zinn.

Yo me inicié en esta práctica hace más de 30 años en un retiro que se hizo en el Monasterio del Escorial, con un ensayista y escritor llamado Jacques Castermane, discípulo directo del maestro alemán Dürckheim, uno de los iniciadores del zen cristiano en Occidente.
Con posterioridad, hace catorce años aproximadamente, y durante cinco años de modo regular, formaba parte de una Shanga (Comunidad Budista) y participaba en retiros de duración variable, una semana o fines de semana, en los que se realizaba la meditación tanto sentada (zazen), como en movimiento (kinin) y se permanecía en silencio, para así fomentar la profundidad de la experiencia.

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Todo esto lo estoy contando para decoros que, sin ser una experta, sí que tengo algo de experiencia. Ahora continúo mi proceso en una escuela de meditación que tiene una vía distinta, porque hay muchas, a las mencionadas arriba.

A la pregunta:

¿Puede la meditación mejorar la práctica del profesional odontólogo?

Os contesto sin ninguna duda que sí. El profesional que adopte la práctica diaria de unos 25 min. de meditación, se verá beneficiado por una cualidad de mayor serenidad y templanza para afrontar los retos profesionales. Se puede decir mucho de la meditación, más sólo la práctica, te permite saborear la experiencia. No es posible hablar de ello sin tener la experiencia previa de haberse sentado a diario, al menos durante 3 meses.
En medio de la agitación de la vida actual, puede parecer dificilísimo conseguir permanecer en quietud 25 min al día. pero, si uno quiere retomar las riendas de su vida, podría empezar por dominar la pulsión a permanecer en movimiento incesante. Con niños pequeños se hace algo mas difícil, pero no es imposible, si nos armamos de perseverancia y nos creamos el hueco en la agenda…

Con la meditación, no buscamos «iluminarnos», ¡seamos sensatos!. Pero a través de ella, poco a poco nos vamos convirtiendo en testigos de nosotros mismos, nos vamos dando cuenta de nuestras identificaciones excesivas con el rol que ejercemos. Y, al final constatamos que no sólo somos eso que creemos ser, sino que más allá, pero muy cerca, hay un núcleo o esencia, siempre al alcance de la mano, si nos disponemos a ello.

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En la metáfora del ojo del huracán se dice que, en el epicentro del tornado, justo en el centro de la máxima violencia y agitación de los vientos, hay una quietud y una calma totales. Este núcleo de calma, más allá de lo que nos pasa todos los días, es uno de los incontables descubrimientos que se alcanzan con la meditación: la quietud y la calma infinitas reposan en el centro de nuestro ser.

El desapego de las emociones reactivas es otro gran beneficio. Las situaciones que nos desbordan en la consulta puedes mirarse en la meditación con la curiosidad del entomólogo que observa una brillante mariposa de su colección.

La captación profunda de nosotros mismos, facilita también la comprensión del otro, ya sea el compañero de trabajo, el amigo, el familiar, o el paciente. Todo esta ahí disponible, si miramos con los ojos del corazón, de la mente y del espíritu.

Al principio os facilitará la práctica el acudir a una escuela o centro, una o dos veces por semana, en el que aprender la postura, las técnicas respiratorias y demás. ¡Enseguida ya podréis empezar a volar solos!.

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Los neurólogos nos han enseñado que en el cerebro se producen una serie de ondas cerebrales que el electroencefalograma puede captar y transcribir. En la meditación, el cerebro funciona con un patrón específico, en ritmo alfa, un ritmo compatible con la lucidez relajada, el desplazamiento hacia la interioridad, lo que se llama «estados internamente enfocados». No es pues un invento de unos «pirados» o una «pedrada», como dice un amigo mío. Hay una realidad observable, medible y comprobable.

La meditación diaria nos permite estar en el mundo con una cualidad de presencia intensificada, que involucra todos los ámbitos de nuestra vida y, como no podía ser de otra manera, también la vida y el trabajo de los profesionales de la Odontología, ya sean doctores o auxiliares.

¿Probáis? ¿Os aventuráis a una experiencia distinta a pasar la tarde en un centro comercial? ¿Accederéis a los mundos intangibles de vuestro espacio interior o pasaréis el tiempo viendo la TV? ¿Qué eliges tú?

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