saltar al contenido principal

Bruxismo y patologías mecánicas

Las patologías más frecuentes de la boca, como sabemos, son las caries y los problemas de encías.
Ambas patologías tienen como factor común, las bacterias.

Actualmente, se presentan cada vez más pacientes en nuestra consulta, con problemas derivados de factores mecánicos.

El problema más frecuente es el bruxismo. Se trata del hábito a apretar o rechinar los dientes, ya sea durante el día o por la noche, mientras se duerme.

Se estima que entre el 6 y el 8% de la población de edad media sufre bruxismo, y hasta un tercio de la población mundial (Ver artículo).

Los factores implicados en el bruxismo son la genética o factor hereditario, alteraciones del Sistema Nervioso Central (SNC), alteraciones del sueño, estrés y la oclusión o manera de encajar los dientes superiores e inferiores.

Durante el día los dientes superiores e inferiores se tocan cada vez que tragamos saliva, y viene a ser unos 15 minutos en total aproximadamente. El resto del tiempo, y en condiciones de normalidad, la mandíbula se mantiene flotando gracias al soporte de los tejidos blandos y al tono muscular de los músculos implicados.

Cuando un paciente es bruxista y supera ese tiempo de contacto entre los dientes superiores e inferiores conlleva un exceso de función de los músculos masticatorios, pudiendo ocasionar problemas musculares y articulares diversos.

El bruxismo puede ser excéntrico, cuando se rechinan los dientes, o céntrico, cuando sólo se aprietan. Los pacientes que rechinan los dientes suelen tener menos problemas musculares y articulares, aunque sufren de un desgaste dental más o menos acentuado y progresivo. En ambos casos, los dientes aparte de desgastarse, pueden fracturarse, fisurarse, o sufrir de sensibilidad dental.

Dientes desgastados por bruxismo excéntrico.
Dientes desgastados por bruxismo céntrico (imagen de la izquierda) y excéntrico.

El tratamiento del bruxismo comprende 4 niveles de aplicación por lo que se considera multidisciplinar.

Cuatro niveles de tratamiento del Bruxismo.
Cuatro niveles de tratamiento del Bruxismo.

Nivel Odontológico: Es el primer nivel de tratamiento. Será imprescindible confeccionar una ferula de descarga individualizada y adaptada para cada paciente. La férula de descarga es un dispositivo de resina que protege los dientes evitando el contacto directo entre los superiores e inferiores, y posiciona la mandíbula en el lugar más adecuado para ejercer el apretamiento. De esta manera se previenen los problemas musculo-articulares derivados.

Nivel farmacológico: Donde se indicarán medicamentos enfocados a la reducción del dolor e inflamación, pudiendo incluso conllevar la prescripción de algún relajante muscular.

Nivel fisioterapeútico: Conlleva la fisioterapia de los músculos y articulaciones relacionadas con el bruxismo. Cada vez más fisioterapeutas saben tratar esta patología.

Nivel psicológico: Con el objetivo de modificar el hábito bruxista. Comprende técnicas de relajación, control del estrés, etc.

Como podemos apreciar, es un problema muy a tener en cuenta, pues suele estar íntimamente relacionado con el nivel de estrés que podemos sufrir en la sociedad actual. Para más información podéis leer nuestro pdf sobre la articulación Temporo-Mandibular.

Otra patología mecánica que sufren cada vez más pacientes son las fisuras dentarias.

Se relaciona con el bruxismo aunque pacientes que no sean bruxómanos, también pueden sufrirlas. Las fisuras o grietas dentarias son fracturas incompletas del diente.  Según la extensión y profundidad de la fisura, el paciente tendrán un síntoma u otro.

El esmalte dental habitualmente podemos verlo agrietado, aunque siendo en superficie, no suele conllevar problemas ni síntomatología.

Fisuras superficiales en el esmalte dental.
Fisuras superficiales en el esmalte dental.

Cuando la fisura es algo más profunda y penetra en la capa de dentina del diente, los pacientes suelen referir un dolor agudo, punzante, del tipo calambre, cuando mastican y de corta duración, alrededor de unos segundos.

 width=
Fisuras más profundas penetrando en la capa de dentina.

Se trata del dolor de la pulpa dentaria al ser estimulada por la cercanía de la fisura que se abre al masticar con el diente afectado, por efecto cuña. Cuando la fisura es ya tan profunda como para alcanzar la cavidad pulpar, donde residen los tejidos nobles del diente, el dolor y la sintomatología que presente el paciente, vendrá determinados por el estado en el que se encuentre la pulpa dental.

Si esta se encuentra todavía vital, estará inflamada ocasionando una pulpitis. Si esta se encuentra muerta por haber sido expuesta al ambiente externo, estaremos ante una necrosis pulpar. En cualquiera de las dos situaciones anteriores, si la fisura termina alcanzando la zona del diente que queda por debajo de la encía, tendremos un inflamación de la misma debido a la contaminación bacteriana a través de la fisura.

El pronóstico de un diente fisurado es reservado-malo.

El principal problema que tenemos en estos dientes, es que nos suele resultar imposible sellar la fisura, para impedir que penetren bacterias a través de ella. Tenemos varias opciones conservadoras aunque habitualmente se quedan en meros intentos de conservar el diente. Es imprescindible que el paciente entienda el problema que sufre y que se implique en la decisión terapeútica.

El tratamiento más resolutivo en estos casos va a ser la extracción, aunque si existe motivación por parte del paciente por intentar conservar la pieza dentaria fisurada, se podrá realizar una corona o funda sobre el diente con o sin tratamiento endodóntico (desvitalización).

 width=
Dientes que han sido extraidos por fisuras profundas.

La idea es recoger la estructura dentaria que sobresale de la encía con la funda para protegerla intentando evitar que la fisura siga progresando y/o abriéndose cuando masticamos. A veces, conseguimos mantener el diente en la boca por unos años de manera asintomática, lo cual ya puede considerarse todo un éxito.

 width=
Cuando la fisura se completa por las fuerzas masticatorias, se produce la fractura completa del diente.

Otro problema mecánico frecuente en nuestros días es el cepillado agresivo. Cuando un paciente se cepilla con demasiada fuerza, las encías sufren una migración hacia arriba o hacia abajo según la arcada dentaria que sea. Esta migración de la encía conlleva la exposición de la raíz del diente. Esta zona del diente no dispone de la protección del esmalte por lo que suelen aparecer síntomas de sensibilidad dental cuando se ingieren alimentos y bebidas con temperaturas extremas. También puede aparecer esta sensibilidad con alimentos y bebidas muy ácidos o dulces.

Cepillo Desgastado - Clinica Dental Esteve Alicante
Un cepillo que se encuentra en una situación de desgaste similar, debe de ser renovado.

En estos casos, es imprescindible modificar la técnica de cepillado por una menos agresiva para la encía. La dirección debe de ser siempre desde la encía hacia el diente. Tenemos que pensar que lo que pretendemos remover con el cepillado es la placa bacteriana. La placa bacteriana es un depósito bacteriano blando, por lo que para su remoción no hará falta más que un pequeño barrido con el cepillo sin ejercer casi fuerza.

El hábito de cepillado agresivo suele acompañarse de las prisas por cepillarse los dientes. Queremos hacerlo rápido para terminar antes, y sin querer, hacemos más fuerza de la que debemos.

Os recomiendo visualizar este vídeo del Consejo General de Dentistas para informarse acerca de las técnicas de cepillado más adecuadas y protectoras con las encías.

El otro gran grupo de problemas mecánicos que podemos sufrir en la boca son los traumatismos dentales. Es un tema demasiado extenso y que bien podrá ser objeto de una nueva entrada.

Para cualquier duda o sugerencia, deja un comentario justo debajo.

Escrito por: Guillem Esteve Pardo

2024 © Clínica Dental Esteve – Desarrollado por Piwity.es